El agua cambia de estado todo el tiempo, limpiándose y renovándose permanentemente. A este proceso de interminable circulación del líquido vital en el planeta tierra se lo llama ciclo del agua. Esta se evapora y sube a la atmósfera, donde se transforma en nubes. Las nubes viajan de un lado a otro, impulsadas por el viento y llevando la lluvia a todos lados. De esa manera se reinicia el ciclo una y otra vez.

En el cielo

A medida que uno se aleja de la superficie terrestre, las temperaturas bajan. Eso hace que el vapor de las nubes que están a mucha altura vuelva al estado líquido. A este fenómeno se lo llama condensación. Las gotas de agua son más pesadas que el aire; por eso caen en forma de lluvia.

En el suelo

Al llover, el agua vuelve a alimentar ríos, mares y lagos. También se filtra a través del suelo, formando ríos subterráneos y llenando los pozos. Así se completa el ciclo del agua, que vuelve a reiniciarse cuando recibe el calor del sol para volver a evaporarse.

Contaminación

Gracias al ciclo del agua, esta no debería acabarse nunca. Es por eso que, en principio, el líquido vital sería un recurso renovable. Pero, aunque parezca mentira, podría agotarse. Es que esta característica se ve seriamente amenazada por la contaminación. Al arrojar a los ríos y mares distintos tipos de basura, el hombre contamina las aguas y mata a los seres que la habitan. Algunos contaminantes son los detergentes no biodegradables, productos químicos, residuos industriales y aguas residuales.

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