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Belgrano y la expedición al Paraguay: misión al infierno

Belgrano fue uno de los vocales de la Primera Junta. Cuatro meses después de haber asumido, le encomendaron trasladarse con un ejército a Paraguay, para lograr la adhesión de esa entonces provincia al gobierno de Buenos Aires.
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Con el objetivo de contener el avance realista y a la vez propagar las ideas de la Revolución de Mayo al resto de las provincias del Virreinato, una de las primeras medidas de la Junta fue enviar varias expediciones militares a puntos estratégicos. En la Junta de Buenos Aires había dos militares: Saavedra y Azcuénaga. Pero en septiembre de 1810 se prefirió confiar a Belgrano el mando de la expedición al Paraguay. ¿La razón? No se pensaba combatir, sino negociar con las autoridades de Asunción. Un informante había dicho que no habría mayores problemas. ¡Cómo se equivocó!

El gobernador del Paraguay se negó a reconocer a la Primera Junta y alistó un ejército para rechazar a las tropas de Belgrano. La primera junta envió junto a Belgrano a oficiales con cierta experiencia en el campo de batalla. Uno de ellos era Ignacio Warnes.

Los combates

Hubo guerra y dos batallas sangrientas. Y el Paraguay terminó declarándose independiente. Belgrano partió hacia el norte con menos de 200 hombres, y esperaba sumar más en el recorrido. En el camino se le incorporaron las tropas del Regimiento de Blandengues de la frontera de San Nicolás y de Santa Fe, y la Junta le envió otros 200 hombres como refuerzo.

El paso de los hombres de Belgrano se enfrentó con grandes dificultades: el terreno anegadizo, la presencia de numerosísimos animales salvajes, el rigor del clima (era pleno verano) y la abundancia de víboras y mosquitos. La campaña empezó con un triunfo en Campichuelo (18 de diciembre de 1810), pero el 19 de enero del año siguiente la columna sufrió una dura derrota en Paraguarí. El adversario tenía una tropa catorce veces más numerosa y con mejor armamento. Belgrano debió firmar un armisticio y retirarse. Al regresar, su conducta fue juzgada por la Junta Grande. Finalmente, fue declarado inocente.

Belgrano y los pueblos originarios

En su camino hacia el Paraguay, Belgrano constató el estado lamentable en que se encontraban los pueblos misioneros, que había sido construidos por los jesuitas y los originarios. Dictó entonces el reglamento para los naturales de Misiones. En sus 30 artículos, indicaba disposiciones para repartir la propiedad de tierras; promovía la libertad plena para el comercio; suprimía el pago de impuestos por diez años a sus habitantes; ordenaba que cada pueblo contara con una escuela, entre otras medidas.

Fundador de ciudades

A su paso por Corrientes con motivo de la expedición al Paraguay, Belgrano llegó a la localidad de Curuzú Cuatiá el 14 de noviembre de 1810. Dos días después dictó el decreto de fundación de esa ciudad y la de Mandisoví. Aunque ambos pueblos ya existían, era conveniente prepararlas ante una eventual invasión desde Brasil. Belgrano las organizó, estableciendo los límites de la planta urbana y fijó la ubicación de la escuela, la plaza mayor, la iglesia y el ayuntamiento.

El niño del tambor

No se sabe su nombre. Solo que tenía 12 años y acompañaba al mayor José Celestino Vidal, que se había quedado temporalmente ciego. La leyenda dice que hacía sonar su redoblante para dar ánimo a la tropa durante el combate.

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